martes, 18 de noviembre de 2008




A pesar de que la letra de esta canción corresponde a un poema de un escritor al que no admiro demasiado (Antonio Gala), e de decir que Antonio Vega a hecho de ella una melancólica maravilla y una contradicción deliciosa. No dejéis ni de leerla, ni de escucharla.







A trabajos forzados







A trabajos forzados me condena

mi corazón, del que te di la llave.

No quiero yo tormento que se acabe

y de acero reclamo mi cadena.



No concibe mi alma mayor pena

que libertad sin beso que la trabe,

ni castigo concibe menos grave

que una celda de amor contigo llena.



No creo en más infierno que tu ausencia.

Paraíso sin tí, yo lo rechazo.

Que ningún juez declare mi inocencia...

porque en este proceso a largo plazo

buscaré solamente una sentencia:

a cadena perpetua de tu abrazo.



No creo en más infierno que tu ausencia.

Paraíso sin tí, yo lo rechazo.

Que ningún juez declare mi inocencia.

lunes, 10 de noviembre de 2008

Cuando yo...



Cuando yo tenía tres años mi madre yacía postrada en la cama, todas las mañanas, debido a que una muñequita rusa vivía entre sus entrañas (muñequita a la que yo quise llamar Sonia,- como la preciosa novia del gato Isidoro- pero que finalmente fue Jose Luis).



Mi padre trabajaba hasta las 23:00 de la noche en una fábrica oscura llena de arandelas metálicas; y es que aquellos eran los tiempos de crisis vividos con el primer gobierno socialista español.



Yo era pequeña, rubia y de cabellos rizados. Me movía mucho, muchísimo, y paseaba en bicicleta por la terraza de la que fuera la primera casa en la que viví, ubicada en Pajarillos y habitada por ratones (sin diminutivo).


Los recuerdos que tengo de aquella edad son confusos y quién sabe si no reformulados por una mentalidad que intenta guardar recuerdos como se guardan fotografías antiguas. Los recuerdos que tengo son, mas que representacionales, puro sentimiento reconcentrado. En esos tiempos vivía más en mí misma que en nadie, tenía un amigo invisible llamado Julio y unas inmensas ganas de que el fin de semana llegara para agarrar del meñique a mi padre, para que me propusiera sumas imposibles que yo debía resolver; para pasear por Plaza España. A los tres años sufrí mi primer castigo al llamar tonta a una profesora, que acto seguido me puso cara a la pared (¿qué peor castigo hay para un niño que el de no poder ver, oler, tocar, escuchar y hablar?), y mi segundo castigo consecutivo como consecuencia de que mi profesora contara lo sucedido a mi madre. Con tres años cociné por primera vez poniendo agua a unas pastas recién compradas y sosteniéndolas en un radiador caliente por puro aburrimiento. Un día después mi madre descambió las pastas alegando que estaban blandas (y yo, boquita cerrada, curé mi alma gracias al silencio y al escondite). En aquellos tiempos las preguntas eran muchas, las gentes eran amigas, correr no era sancionable y crear era la salvación contra el hastío. En aquellos tiempos me di cuenta de muchas cosas que olvidé pasados los años.




Era un día lluvioso y eran las ocho de la mañana. Mi padre me llevaba a la guardería como cualquier otro día (él entraba a trabajar a las ocho y media). Bajo el paraguas negro con puntas metálicas que agarraba la mano de mi padre (la más fuerte por aquel entonces), yo jugaba con algo complicado de explicar: un juguete de colores que constaba de dos bolas que yo debía chocar para no parar nunca el ritmo. Clás, clás, clás. Mi padre sostuvo el juguete un momento y me dio un beso en la frente, a modo de despedida, a la puerta del jardín de infancia. Yo entré en la guardería. O no. Quizá me quedé en la puerta. En todo caso, no lo recuerdo muy bien. Ipso facto tomé consciencia de la falta de mi artefacto. Salí corriendo a la búsqueda de mi padre, que lo debía tener. Pero ya se había ido. En mi mente no había pasado un segundo, pero mi padre ya había marchado- quizá corriendo- para no llegar tarde al trabajo. Me quedé petrificada, inmóvil, angustiada. Sentí por primera vez el abandono (no premeditado) y tuve miedo. No se si me importaba el juguete; sólo podía pensar en que mi padre ya no estaba. Entré, ahora sí, en la guardería; llorando desesperadamente. No recuerdo más.

Sólo se que a partir de aquel día, cuando marchaba mi madre a hacer las compras pertinentes, me la quedaba mirando desde la ventana del comedor, con la nariz apoyada en el cristal frío, e imaginaba cosas horribles; que la atropellaba un bus, que alguien se la llevaba para siempre... Diez minutos de desconsolada ausencia eran una eternidad. Fui consciente de lo que pueden alargarse los segundos, de la cárcel indispensable que es el tiempo. Había cosas que no podían olvidarse ni mediante el juego, ni mediante nada. Había cosas que tenían que pasar siempre, una y otra vez. Había también cosas que pasarían una sola vez, pero que serían irremediables. El mundo era una constante espera observada desde el cubículo de la indeterminación. Aunque nunca pasó nada, viví con el miedo a ser abandonada desde aquel entonces. Nunca lo he logrado superar, como tampoco he logrado superar mi odio a la espera. Me convertí, desde entonces, en una precipitadora de acontecimientos y en una persona que sufría por el temor, por los temores.
Pero entonces la vida siguió, como lo sigue haciendo ahora mismo. Aunque ya mi padre no fuera el más fuerte. Aunque Sonia no existiera. Aunque Julio se marchara sin decirme adiós.



Ahora tengo la cabeza en otras cosas y, como ya he dicho en otras ocasiones...pienso que pienso menos que antes.

viernes, 7 de noviembre de 2008






"Si Dios no existiera, todo estaría permitido"





Dicen que los chinos no saben hacer contrafácticos. Yo digo que los que los hacemos, no los entendemos bien.



El Gato de Schrödinger yace medio vivo medio muerto en su caja de zapatos cuántica.



Laura ve pasar un tren, desde un marco de referencia de otro tren, y calcula que la velocidad a la que viaja delante de ella, es de 240kms./hora. El campesino que hara la tierra frente a las vías ve, con cierto hastío y cierto enfado, que el AVE viaja a tan sólo 120kms/hora en el tramo de vía (antes un trozo más de su tierra) que le fue embargado.



Dios juega a los dados en un casino cuántico de magnitudes microscópicas.



Tu reloj se ha atrasado con respecto al mío unas milésimas de segundo (¿recuerdas cuando los pusimos en hora a la par?) tras tu viaje al espacio (te alejaste demasiado; luego volviste).



Y más cosas...muchas más.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Coches y cosas


Cuando el coche blanco decidió dejar en la carretera su imprescindible vía de escape yo pensaba que atarla humildemente con aquella bolsa de súper sería una malísima idea. Imaginaba yo el coche rodando sólo a 30 y dejándose vencer por el elemento más caliente que nos dio la madre naturaleza. Tú y yo dentro, por supuesto, -cubiertos en llamas- expiraríamos nuestras últimas palabras resignadas y llenas de lo que nunca pudo llegar a ser. Nada de esto sucedió, aunque diversos acontecimientos nos pusieron de manifiesto que atar las cosas provisionalmente no era una solución viable cuando la pretensión es avanzar.

Hubo más coches después, coches que tuvieron una leve relación con el devenir de nuestras vidas y, en los cuales, no pude dejar de sentir el miedo atroz a la insignificancia del horizonte y a la importancia letal del instante. En la oscuridad, mientras escuchábamos cómo los cuerpos secretos estadounidenses realizaban atroces experimentos en los 60 para probar la (in)eficacia real del LSD, apareció ante la corta luz que emanábamos un jabalí. Nos miraba fijamente con los ojos rojos de pánico. Su cuerpo erguido, paralizado; su cabeza tornada hacia el lugar que efímeramente ocupábamos. Vuelta de volante y posterior desaparición, nunca supe que sucedió después con aquel animal perdido. Pero mi corazón se hizo un instante más pequeño. Y así sucesivamente con cada susto, con cada mal arte, con cada fracaso y con cada aparición inesperada de lo que fuera. Soy pucelana, lo siento, allí todos somos neofóbicos por naturaleza. Ante la no posibilidad de ser correspondidos por nuestro amor a lo nuevo, cogimos fobia y no la volvimos nunca a soltar. Quizá aprendimos antes que ningunos (o quizá después de los rusos) que la novedad, como dice Nacho Vegas, era sólo un olvido. O quizá tan sólo nos lo quisimos creer y dejamos yerma la ciudad.

El último coche, del que ya he hablado en este lugar, fue un ol`55 que condujo primero Tom Waits y que luego nos condujo a nosotros. No se si, al igual que él, viajamos con Lady Luck; lo único que siento es que, tras tanto ajetreo, puedo decir que el camino está libre de coches y camiones. De tanto en cuanto escucho el traquetreo del gastado cigüenal. Pero eso ya no importa cuando tampoco lo hace el que Dios esté, o no, de nuestra parte. Y es que, si no está de nuestra parte...¿de qué parte está?

Si somos espíritu santo o somos mandarinas es algo que ya descubriste hace tiempo (cada cual que lo reflexione en su casa). También entendiste la misticidad de una sopa y el horror que provoca una tortilla enmascarada. Aprendiste a tocar la armónica como los que peor la tocan y entendiste que la lectura entre líneas (o entre segmentos, o entre posiciones y momentos) era lo único válido con lo que te querías quedar. Me sumé a tu filosofía y ya nunca más encontramos la intersección. O nos anulan o nos agregan; pero que no nos disuelvan, que eso ya sólo está en nuestras manos...y en las del que tuvo las narices de ser creador.

lunes, 3 de noviembre de 2008

über

" Negar el mérito, pero hacer lo que está por encima de toda alabanza, incluso por encima de toda explicación" Nietzsche







Hace mucho tiempo fui otra persona. Hoy, über mí misma, soy la otra y otra más. De “media Verónica” a “It seems so long ago, Nancy” algo ha acaecido sin darme cuenta. Algo se ha quedado, algo ha venido y alguna otra cosa se ha marchado. Y sin atreverme demasiado a realizar conjeturas, a formular hipótesis o a utilizar telemaquias que obscuricen y obstaculicen mi propio cometido (que no es), pienso (ya menos que antes) que respiro aire, más que fresco, frío.
Porque allá se que está helando, pero aquí dentro la escarcha se queda entre los dedos como gota que ama la cueva helada.


Si mirara a través de mi piedra semipreciosa quizá entreviese la casa del misterio (esa de la cual sólo una es habitante). Pero no tengo piedra y mi casa es fría, muy fría. Las nubes se ciernen amenazantes sobre los muebles, grises e impladas. Suenan gotas en la otra habitación... No hay más misterio que el del sufrir porque así lo he querido. No hay enigma. Nada lo es.


Hace no tanto tiempo cuando digo “hace mucho”, fui otra persona. Pero ahora sólo siento la humedad de la mejilla cuando llega el despertar, la reminiscencia templada del que ya no está, la niña que llora cuando yo no la veo. Siento a Dios quedarse dormido en todas y cada una de las partes que observo, que oigo, que siento. Y parece que da igual el tiempo en el que me halle: siempre hay que caminar.


Cuando fuimos menos viejos caminar era aventura. Cuando crecimos un poco se convirtió en un buscar. Y ahora que somos viejos, aunque aun no lo creemos, se hace pesada la carga de unos pies que no pueden dejar de marchar hacia delante...o hacia donde sea.


Sobre lo que fui nada hay que decir que no se sepa. Sobre lo que soy nada hay que callar... porque es pasmosa la transparencia de todo aquel que camina. Pasmosa.

miércoles, 22 de octubre de 2008

Un hombre y su perro




En el barrio de Les Corts viven las personas que viven en todos los sitios. Está la panadera, el señor que te pone un café y te sonríe , el del café de al lado, que siempre está echando espuma por la boca, la gallega, la andaluza, las madres de los niños, los dueños de los perros, las abuelas de los nietos y la juventud revoltosa que posa latas de cerveza en los alféizares de las ventanas de la biblioteca y se olvidan de retirarlas de allí.

Les corts es un barrio cualquiera, cerca de Sants, colindando también con el lugar que vió al yoyas nacer, tranquilo porque sí y desgañitado por el Camp Nou.

Y hoy toca, en concreto, hablar de uno de los miembros de un subgrupo del grupo que es Les Corts. De un individuo y su perro.

Este señor vive cerca, muy cerca de este habitáculo rectangular donde estamos ubicados. Le vemos a menudo pasear, muy sonriente, un perrito yorkshire terrier entre sus brazos. Nunca he visto al perrito caminar, siempre acurrucado en su regazo. El hombre mira hacia todas partes, con la cabeza alta, orgulloso, necesitando nada más que lo que tiene. Anda y sonríe, habla por lo bajinis, se tambalea ebrio de felicidad... y todos pensamos: "es un loco"



Hace una semana le ví pasar por mi lado y su aura se había desvanecido. Miraba hacia el suelo y no sonreía. Llevaba las gafas empapadas en lluvia y caminaba sin rumbo; hacia donde siempre, pero sin rumbo.

Días después recibí la noticia de que lo habían visto sentado en un banco a las intempestivas 7.30 de la mañana. Lloraba desconsoladamente. Estaba solo.



No puedo concluir otra cosa más que...quizá yorkshire terrier haya pasado a mejor vida. Y sin duda, su dueño, ha quedado irremediablemente arrojado al mundo en soledad. Como un perrito al que abandonan...

La niña y el mimo triste

Marcel Marceau

Ya ha comenzado el ir y venir hacia y desde el mismo lugar todos los días; No me quejo, ahora voy sobre ruedas y el aire de mañana me hace sentirme, percibirme, ser.
Ya he comenzado a gastar tinta y a quedarme blanca al ver tanto muerto hablando entre líneas. Ya veo más cine que nunca y ya canto cuando quiero. Ya me abrazo a otra gente y ya me revuelvo en la cama y caigo al suelo.
Ya estoy viva otra vez, aunque siendo menos joven de lo que fui y, ante todo, siendo más vieja de lo que soy. Quizá alguien encuentre una cura para esto.

Pero no quería hablar de mí. Sólo quería mostraros un poema visual (sin entenderlo en términos convencionales) que a mí ya hace un año me enseñaron. Sólo quería saber si os puedo proponer una cosa: ¿sabríais traducirlo a poema escrito?. Os dejo con el reto y espero lo aceptéis. Ahí os dejo el link porque no se cómo subirlo a este blog.

"Les enfants du paradise"; sentidlo.

http://es.youtube.com/watch?v=VUIFRtvUU2A

martes, 7 de octubre de 2008

Un hola



Caminaba por la calle, nueve y media de la mañana. Cabeza aturdida y dolor en la sien. Caminaba por tal.lers sin fijarme mucho en las cosas. No me sentía feliz ni infeliz. Creo que aun no me sentía. De repente una figura sale a la puerta de un bar. “Le conozco, conozco a esta persona...” “¿o personaje?”, pienso. Abro los ojos, -grandes, enormes- y sin querer se me sale de las entrañas la sonrisa y bajo la cabeza en señal de saludo. Recibo un guiño por la otra parte. Luego me avergüenzo levemente porque se, de primerísima mano, que él no me conoce. Pero ha sido mi particular forma de agradecimiento por haberme hecho pensar, llorar, reír y escandalizarme. Mi iniciador en asuntos que no conocía. Mi primer clown. Gracias Django. Me queda pendiente tu “cabaret cabrón” y permanece en mi memoria tu lúdicamente entristecido "All you need is love"

viernes, 3 de octubre de 2008

El orgullo del científico






¿Por qué da Harvard los premios llamados anti-nobel?


“Aquí no vale cualquier cosa. En las categorías de ciencias, los trabajos tienen que haber pasado el riguroso examen del "peer review" -o revisión de pares, en español-, es decir, que otros científicos expertos en el tema hayan comprobado que está bien hecho.” O así reza el artículo que hoy, día 3 de octubre del 2008, publica el periódico del grupo prisa al cual no me da la gana citar.


Podemos o no tomarnos en serio estas investigaciones. Podemos pensar que son más o menos útiles como descubrimientos para el mundo científico. Eso sí, por primera vez podemos estar tranquilos y seguros de que el dinero invertido para la investigación....no sale de nuestros bolsillos (es cosa de yanquis).


Ahora entiendo a aquel ministro que hablaba de que eran necesarios los recortes en cuanto a becas de investigación por la escasa realidad práctica (útil, es decir) que tenía el dar guita a los departamentos para que estudiasen el uso de los sustantivos en la obra de Miguel Mihura... (y digo entiendo, sólo entiendo, puesto que como estudiante de filosofía soy susceptible de acabar implorando a cualquier mequetrefe con mis mismos (des) intereses que me permita hacer alguna tesis de este tipo).


Pero para no enrollarme mucho más y ejemplificar lo anteriormente dicho, ahí va el porqué Harvard ha dado, este presente año, los llamados premios anti-nobel:


Paz: por aprobar en abril pasado el principio legal de que las plantas tienen dignidad.

Medicina: por demostrar que la medicina falsa pero cara funciona mejor que la medicina falsa y barata.


Ciencias cognitivas: por demostrar en "Nature" que el moho mucilaginoso puede resolver puzzles.


Nutrición: por demostrar que la comida sabe mejor si es crujiente.


Biología: por demostrar que las pulgas saltan más sobre los perros que sobre los gatos.


Química (compartido): Los estadounidenses Sheree Umpierre, Joseph Hill y Deborah Anderson, por descubrir que la Coca-Cola es un espermicida efectivo,, y Los taiwaneses C.Y. Hong, C.C. Shieh, P. Wu y B.N. Chiang, por descubrir justo lo contrario y publicarlo en Human Toxicology.


Física: por probar que un montón de cuerdas, pelos o cualquier otra cosa acaba enredándose y formando nudos.


Arqueología: por descubrir hasta qué punto los armadillos pueden desordenar los restos en una excavación arqueológica.


Economía: por descubrir que las ganancias de una bailarina de striptease dependen de su ciclo menstrual.



Ahí os lo dejo.

(Des) encuentros


A veces las despedidas significan nuevos encuentros.
Y yo encantada de que así sea.

jueves, 2 de octubre de 2008

Un nuevo amigo en Barcelona





Sólo hay una cosa en la que estoy de acuerdo con Kant.


Supongo que todos ustedes, académicos postpúberes, ilustrados lectores de enciclopedias y titulados en fracaso escolar, habrán escuchado- como yo- hablar de este señor en alguna ocasión (señor al que un antiguo profesor que tuve llamaba Manolito). Pues bien, no es mi cometido en este momento hablar de él; ya muchos han discutido y se han versado y, particularmente, no pienso unirme al grupo de los que adjetivan, juzgan, vanaglorian o desdeñan. Sólo tengo la pretensión de apuntar que, ayer o anteayer, tuve mi primer encuentro afortunado y conjuntivo con un momento de su teoría sobre Filosofía de la Historia. Se que nadie me loará por esto puesto que yo, como inútil pensadora de causas perdidas y abandonadas, siempre me he posicionado en el NO o en el SÍ dependiendo del momento trágico o cómico (indiferentemente) por el que haya pasado mi vida. Además de por esto, por una cuestión mucho más sencilla de entender: ya nadie toma en serio este leit motif que llevó a Kant a subrayar la importancia de la libre decisión del sujeto en su Crítica de la razón práctica; expongo:


Una vez, en determinado departamento de Filosofía de una ciudad llamada Valladolid (no pienso dar más datos), mi fiel colega “pies de cerdito” y yo, mientras eludíamos prácticas más necesarias y útiles, comenzamos a divagar sobre el sentido de la vida y escribimos nuestras opiniones en forma de diálogo mayéutico-socrático. (Aunque los Monty Python se nos hubieran adelantado).


Yo, en aquel momento fiel defensora del NO, grafié con boli negro mi pseudoteoría sobre la carencia de sentido de la vida. “Pies de cerdito”, por su parte -y con boli rosa no apto para epilépticos- defendía, como casi siempre, un SÍ síntoma de su optimismo vital y, yo diría, cosmológico. La lucha dialéctica establecida dialógicamente (como no) entre el sí y el no se reconcilió, en términos hegelianos, en la hipótesis de que si algo poseía un sentido era un sentido más Durkheniano y trascendente que Kierkegariano e individual. Y así quedó la cosa, sin marcharme yo muy convencida con la solución y con mi camarada dando saltitos y retirándose los rizos de la cara mientras se encaminaba hacia su casa (mucho más cercana de lo que la mía estaba, todo hay que decirlo).


Ayer o anteayer, pasados los años aparentemente felices y comunes del suceso antes mencionado, Kant me habló. Con rostro embrutecido y con ojo torvo insinuó que habíamos incurrido en el error de la estupided y la superfluidad (muy humilde él). Se atrevió a mencionar el hecho de que divagar sobre metafísicas baturras sin solución en el plano teórico era muy propio de adolescentes vocacionalmente frustradas. Así que pensé que proseguiría con una frase de Wittgenstein que para el caso venía de perlas: “de lo que no se puede hablar mejor es callarse”. Ingenuamente pensé que ahí quedaría la regañina acalorada y que la solución me sería más sinuosamente “mostrada” en lo no dicho o en el “cállate, burra terca”. Pero no, porque Kant nunca se calla por pequeño, paticorto o maniático que sea. Aunque un carro le pase por encima habla y habla. Así que me instó a bajar al mundo práctico el tema tan espinosamente metafísico que habíamos tratado y apeló, con voz de maestro de escuela decepcionado, a mi libre decisión, propia y autoconsciente. Estas fueron sus palabras:


“Si piensas que en la Historia todo está determinado, pinta abstracciones, hazte nihilista, duda de todo, monta una secta y nunca te muevas para hacer nada. Si, por el contrario, logras creer que puedes llegar a ser sujeto activo y no individuo acotado en el curso de la historia, que quieres quejarte del despido de esos obreros, que deseas un cambio y que podrías, incluso, participar en él: ¡vive como si todo tuviera sentido y, es más, dáselo tú imponiéndo tu ideal universalizable al mundo y al hábito de tu vida!”


Sólo puedo decir que mis ojos quedaron empañados de emoción y que volví a casa en bicicleta cantando “God Knows I was feeling alive...”.

martes, 23 de septiembre de 2008

Ya llueve.




A la enferma ciudad condal han llegado las fiestas de la lluvia.

Por un lado la patrona de la ciudad dibuja de tonalidades y sonidos las calles. Por otro lado, la madre tierra, más en sus pensamientos que en sus pies, se deja caer sobre nosotros en forma de torrenciales tormentas que nada servirán para la escasez.

Pero son las fiestas de la lluvia porque la batucada toca y anda con su dragón a la cabeza, los raper-pops cantan-hablan con un tono "superespecial", Antonia Font tiene sitio para todos y Jaume Sisa, junto con su ejército otoñal de los galácticos, cantará como en la película, vueltas y vueltas de farola, sin miedo a la pulmonía ni al mal lavado de sus pelos, pocos ya.

Pero shhhh...
Porque si algo hay que decir es que, de fiesta en fiesta y tiro porque me toca, dos euros para calimocho y un círculo grande alrededor del picnillón pueden no ser comparables a esta autoexigente oferta cultural que, pasada por agua, nos regala la Barcelona de nuestros impuestos (pocos ya).



"La gente es el rollo"....

"La gente es el rollo"...

"Bob Dylan es el rollo"

"Rimbaud es el rollo"

"La gente es el rollo y, además, la gente es Walt Withman"

Voy a salir a investigar. Cruzaré las calles en busca de gente, saldré del portal en busca de gente, tomaré cervezas en busca de gente, tocaré esperando que venga Bob Dylan, I will kill fascists como su amigo Gothrie y escribiré en un banco hasta que Rimbaud me ilumine con el dedo gordo de su pie tallado. Y habré comprendido a La Madre y habré entendido lo que es..."ser el rollo".

Por ello, hasta otra buena nueva.

Una Laura otoñal que escribe sin demasiado sentido.

Abrazos.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Qué pequeña en este bucle...


"Qué cosas pienso de tí esta noche, porque caminé por las calles laterales, bajo los árboles con dolor de cabeza y consciencia de mí mismo, mirando la luna llena."

-Allen Ginsberg...y el que quiera-

Estáis ahí...y lo se.


Duendes. Esta ciudad está llena de duendes. Duendes que acompañan a chicos consentidos a transportar croissants de la pastelería a su casa, duendes desnudos que no saben de moda ni época, duendes que se duermen en mitad del camino con las gafas de sol... pero todos duendes.


Cuentan que los duendes imitan a las personas en el vestir y que, aunque no les gusta admitirlo, toman como referente la ropa de los otros seres más cercanos: los humanos. El caso es que, como no los ven muy a menudo, se han quedado en una moda atrasada basada en la gabardina y los zapatos de hebilla. Yo, personalmente y sin ánimo de ser pretenciosa, disiento de esta teoría que he leído hace bien poco en un libro que compré -y que me encantó por sus ilustraciones- en un mercado mágico de los domingos barceloneses. Yo se que todas las modas vuelven y que, en realidad, es en vano comprarse ropa más moderna si puedes reciclar la de tus padres. Ellos también lo saben y por ello, lejos de haberse quedado atrasados, se ríen de los catalinos postmodernos que buscan belleza y sublimidad en el vestir. ¡Vaya con los duendes! Por eso pueden comprar croissants, por eso pueden ir desnudos, por eso se duermen sin impacientarse de ná. Yo se que esta ciudad está llena de duendes, aunque en realidad no he visto muchos más de los que he mencionado. Los traen los irlandeses cuando vienen de visita a gritar por su equipo de fútbol. Algunos se quedan ya para siempre y, lo mismo que te rehúyen o que son ariscos contigo, te enseñan su bolsita del metal más preciado y te ofrecen degustar con olfato su fragancia: eso sí, sin tocar.


"Don´t touch", que dirían algunas que bien saben de esto. Pero no desisto. Se que hay uno que me ronda y que me va a encontrar (ojalá, pienso...)


No quiero sus secretos, ni su comida, ni su bebida (por muy mal que andemos con las fluctuaciones y marejadas económicas). Sólo quiero que me cuenten... cómo ser una más.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

El siguiente adiós



Él vuelve mañana y yo me marcho otra vez con él. Le quiero, mucho, muchísimo. Es la otra parte que, sin duda, siempre me faltó. Y aunque con gratos recuerdos de Valladolid y renovadas intenciones de ser yo más que nunca, dándolo todo si es que el mundo me lo quiere aceptar (como dije hace poco en una conversación de bar), me vuelvo. Siento haber trasladado y creado falsas expectativas con respecto a mi presencia. Siento si, en algún momento, mi ausencia se nota o si duele. Sólo quiero que mi efímera presencia sea siempre bienvenida como para mí son todos los efímeros encuentros con vos (otros). No puedo decir que no os quiero. Sólo puedo decir que mi alma es frágil, débil, de hueso flaco y absurda impulsibidad; pero de gran sensibilidad y poca astucia.


Todo lo que he dicho lo he sentido de verdad. Desde mis entrañas ha salido todo...y las entrañas es lo más hondo y profundo que poseo.


Os echaré de menos, como lo he venido haciendo hasta entonces. Pero cada uno tenéis un pequeño momento en mi memoria y un fragmento de mi corazón. A demás de mi número de teléfono porque como ya dije a alguien en algún momento...no es posible no encontrarme al otro lado.






No dejéis de escuchar esta canción en el momento en el que exista oportunidad. Yo he "arrancado" de la canción los fragmentos que me han parecido más sublimes,(y utilizo este adjetivo porque no puedo utilizar otro que los defina mejor).

Sin embargo es tan sólo un adelanto de todo lo que Jaume Sisa quiere decir y, sobre todo, de todo lo que somos: macarios, como él mismo diría; tipos exactamente iguales a Jaume cuando nosotros nos lo queremos permitir (que no es siempre fácil)


Aquí, allí, en todo lugar...también quiero que exista sitio para todos y todas. Por eso os dedico esta canción.




Cualsevol nit pot surtir el sol



Oh, benvinguts,

passeu passeu,

de les tristors en farem fum,

a casa meva és casa vostra

si que hi ha ...

cases d'algú.


Oh, benvinguts,

passeu passeu,

ara ja no falta ningú

,o potser sí, ja me n'adono que tan sols...

hi faltes tu,

també pots venir si vols,

t'esperem, hi ha lloc per tots.

El temps no conta, ni l'espai,

qualsevol nit pot sortir el sol.





lunes, 8 de septiembre de 2008

Y aquí una canción que prometí dedicar a Duenda. Ojalá la hubiera hecho yo, pero bueno...ni soy Janis Joplin ni podré serlo nunca (así al menos puede que no muera de sobredosis). Espero que la disfrute(i)s.









"Little Girl Blue"





Sit there, hmm, count your fingers.

What else, what else is there to do ?

Oh and I know how you feel,

I know you feel that you’re through.



Oh wah wah ah sit there, hmm, count,

Ah, count your little fingers,

My unhappy oh little girl, little girl blue, yeah.



Oh sit there, oh count those raindrops

Oh, feel ’em falling down, oh honey all around you.

Honey don’t you know it’s time,I feel it’s time,

Somebody told you ‘cause you got to know

That all you ever gonna have to count on

Or gonna wanna lean on

It’s gonna feel just like those raindrops do

When they’re falling down, honey, all around you.



Oh, I know you’re unhappy.

Oh sit there, ah go on, go on

And count your fingers.

I don’t know what else, what else

Honey have you got to do.

And I know how you feel,

And I know you ain’t got no reason to go on

And I know you feel that you must be through.



Oh honey, go on and sit right back down,

I want you to count, oh count your fingers,

Ah my unhappy, my unlucky

And my little, oh, girl blue.

I know you’re unhappy,

Ooh ah, honey I know,

Baby I know just how you feel.






Gracias por todo pequeña niña azul.

domingo, 7 de septiembre de 2008

Tu ausencia es, auténticamente, mi mayor enfermedad.

jueves, 4 de septiembre de 2008

Tú eres tú


He estado pensando en un documental que no he visto. Me lo han contado...bueno, me lo contó él hace tiempo. Jesse James era un cuatrero sureño que murió suicidado (lo suicidaron, dicen).
Temido en el pueblo y por todos respetado.

Tras la devastación de Missouri en la guerra civil estadounidense, Jesse claudicó ante los soldados de la unión para, posteriormente, convertirse en uno de los más temidos atracadores de bancos y asaltadores de trenes de todo el estado. Y es que los mismos soldados ante los que se había rendido incumplieron los términos de la capitulación.

Años después de que Jesse muriera ,muchos comentaron haberlo visto paseando a caballo por los poblados colindantes. Otros aseguraban que Jesse James eran ellos mismos y algún cantautor de cantina tocó un country asegurando que jesse había muerto....o que quizá el tal Jesse no era el que todos pensaron, sino que era otro: tal vez su hermano, tal vez un primo...pero no el suicidado en cuestión.


Toda esta confusión en torno al emblemático personaje que fue el tal Jesse James me ha llevado a reflexionar sobre: ojalá yo fuera sureña y amara a este cuatrero, pues por no equivocarme acabaría amando al mundo entero.


Ojalá tú, pequeño endiablado con halo y turbante, fueras proteico, multiforme y polimorfo para jugar lícitamente con tu ausencia, para sorprenderme con tu frescura, para dudar una y otra vez de si estoy en el lugar exacto para encontrarte. Para sembrar en mí el desconcierto y darme la posibilidad de amar a todos como a tí porque todos fueran tú.


Pero eres uno y poco trino, no te desdoblas jamás, te mantienes de una pieza aun con remiendos adentro. ¿Cómo quieres que ame a otros si tú no eres más que el único?


Menos mal que vuelves pronto.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Leve tributo a una canción acertada



En honor a todas las imposturas que nos ayudan a seguir vivos. By Fredy Mercury.



The Show must go on!

The Show must go on! Yeah!

Ooh! Inside my heart is breaking!

My make-up may be flaking!

But my smile, still, stays on!

lunes, 14 de julio de 2008

Ni siempre, ni nunca.



Una no siempre está bien cuando tiene que estar bien.
Una no siempre se alegra cuando algo es alegre.
Una no siempre está triste cuando la tristeza acecha.
Una no siempre está llena si a veces se vacía.
Una no está para fiestas en días de celebración.
Una no siempre tiene motivos para tener una razón.
Una no siempre es angélica con un otro corazón.
Ni carece de corazón por no ser en exceso buena.
Una no siempre tiene frío cuando hace frío.
Que a veces una siente, durante el frío, calor.
Una no siempre está sola en lugares con nadie.
No siempre hay compañía por haber conversación.
Una no siempre es loca pero a veces si lo está.
Una a veces es cuerda sólo por sostenerse.
Pero una siempre es una, haya o no contradicción.
Eso quiere decir que una no siempre muere.

jueves, 3 de julio de 2008

Reivindicando, como no


Ir y volver, siempre el mismo camino. Una y otra vez, repetido hasta la extenuación. Ir y volver, lugares que no nos incumben. Sitios de paso por los que jamás una presencia dejó huella. El mismo camino de ida, el mismo de vuelta. Tú lo reconoces, pero él no se ha fijado en tí.

Hay un ambiente lúgubremente eterno en la temporalidad de los caminos que nos observan.

Ir y volver. ¿Ir para volver? Volver para no hacer nunca nada más en la vida. Siempre hay que ir, pero a dónde. Ir todo el rato, ir todos los días, pero... ¿para qué? Somos tan miserablemente insignificantes que es futil moverse. También lo es quedarse quieto. Por eso vamos y venimos, para engañarnos y no comparecer ante el error que es, en sí, la creencia de existencia. Las cosas desaparecen a cada instante, los pasos quedan atrás a cada momento, nosotros nos evaporamos en cada palabra, en cada pensamiento, en cada paso y en cada silencio. ¿Hay algo? Parece ser que sí, pero...¿dónde? ¿y qué utilidad tiene? ¿Qué me aporta y, lo que es más importante, que le aporto yo?

Frío, calor, inconstancia e indeterminación. Enormes interrogaciones que sólo contienen una pequeña ignorancia sobre lo que es todo este universo. Todo lo que tenemos son resquicios psíquicos de lo que en otro tiempo pasó. A lo largo de la vida iremos echando al recuerdo muchos más escombros. Eso es el presente: una enorme máquina productora de escombros.

Vuela, vuela, todo vuela. Todo se va sin decir adiós. La ventana, el color, los tejados húmedos de invierno, los sueños sempiternos que alguna vez hicimos realidad.

Reivindico el olvido. Me rebelo contra todo recuerdo y diría más, existe una desconocida necesidad de asesinarlo. Es la única forma de mantener la esperanza de que la vida te sorprenda. Si no la vida ya está vivida, la sorpresa ya está dada y la esperanza desesperada.

lunes, 16 de junio de 2008

No seremos los últimos



Desde la obra de Zoran Music..
.









Por la chimenea

señales del humo

inscrito en las pieles

de cada uno.


Chimenea negra

tripa que no ayuna

tráquea que se fuma

los huesos del mundo.


Olor nauseabundo

que vomita un cielo

vetado a los hijos

de este desconsuelo.


Ni somos los últimos

ni si quiera los primeros

sólo somos otras

aves de mal agüero.


Un Paseo hacia la muerte

una muerte sin verdad

una vida sin piedad

tatuada en el cuerpo inerte.


Ni Nadie es aquí el más fuerte

ni nos sobra corazón,

lo empeñamos con razón

por un mendrugo de suerte.


Volcán que eructa miseria

montañas de hueso débil

el paisaje de esta histeria

es sucio, yermo y estéril.


Chimenea que acapara

más la vida que el morir.

Horizonte silencioso

sangre del porvenir.


No seremos los primeros

pero tampoco el final.

De manos de la verdad

marchamos a un fin que miente.















martes, 10 de junio de 2008

Canción


Esto lo escribí una tarde de domingo mientras me posaba sobre los pensamientos de otras personas que no eran yo. En un principio esta canción, por ser canción, tiene música. Pero de momento así os la dejo. Espero que os guste.


Canción



Reconozco que es mi culpa

por haberme imaginado

que a pesar de los pesares

estarías a mi lado...para siempre.


Veo que algo se ha quebrado

en el centro de tu frente

hoy te siento tan lejana

que tan sólo puedo verte diferente.


Hoy, después de tanto tiempo

sin mirarnos a la cara,

las palabras nos acercan

solamente a la distancia.


Sin salir de nuestro mundo

vemos cómo nos extraña

el habernos conocido

para no reconocer... nada de nada..



Y yo he tenido suerte

he nacido en dos lugares

he vivido treinta vidas

aunque son todas iguales.


He sacado de paseo

las trampas que nos forjamos

y he caido en tantas piedras

por caminar enredado...

y siempre a tientas.


Que hoy no tengo la inocencia

para volver a asombrarme

por las risas o los llantos

que hoy por hoy quieras mostrarme.



Hoy después de tanto tiempo

sin recordar nuestro rostro

se nos hace raro el gesto

que nos fue tan familiar... y de momento...





Hoy nos pierde la vergüenza

y nos puede la apatía.

Y las ganas de entendernos

sólo son ganas baldías.


Veo fuera de tus ojos,

veo que el mundo está girando,

y que el cielo y las estrellas

no se pasan una vida esperando.


Si me olvido de quién fuiste

por recordar que este cuento

que viví en otra vida

tuvo un fin triste y hambriento.


No me juzgues, es que pasa

que el recuerdo se hace duro

y que quien tuvo retuvo

pero yo...

no tuve nada.



Nota: La imagen corresponde al cuadro de "Los amantes" de Magritte




lunes, 9 de junio de 2008

Nuevo de nuevo

Esta vez comenzaré mi nuevo blog sin tapujos y sin explicaciones. Sin pretextos ni contextos. Sin razones justificantes. Tan sólo dejaré que las cosas fluyan, se deslicen, se posen suavemente. Eso sí, no faltarán dedicatorias; que aun sin necesitar pretextos...aun sigo necesitando inspiración.





Lugares



Hay en el mundo un lugar

donde nada es importante

ni posible, ni distante,

ni cercano, ni fugaz.


Un país, una ciudad

donde pasan los instantes

como si sobraran gentes

que los pudieran gastar.


Hay un joven que se piensa

que nada existe tras él

y una tierra sin edén

para la que nadie existe.


Hay un tiempo que consiste

tan solamente en pasar,

un hombre que es Peter pan

y algún pirata ala triste.


Hay un niño emperador,

un señor que juega a guerras

y noches donde las estrellas

mueren en el universo.


Mas menos mal que quedan versos

en los que puedo decir

que cuando estoy junto a tí

no hace falta tener miedo.


Menos mal que tengo dedos

y que te puedo tocar

sintiendo que está de más

pensar que todo es incierto.


Hay en el mundo un lugar

que es un escondite prohibido

donde da igual el sentido

y hasta todo lo demás...



Gracias, siempre, por estar